miércoles, 30 de noviembre de 2016

To bid you farewell

Cuidado, que he salido a merendar y ver un capítulo de una serie que dura veinte minutos.
El Holocausto a mi lado, un juego de niños.


De verdad, yo cada día entiendo menos.
Pero si me voy a quedar sola en menos de un minuto, ¿Por qué diantres hay que montarme una escena?
No entiendo nada. No quiero entender nada ya.

En fin.
Luego al gimnasio a perderme en mi propia cabeza. Los cascos bien puestos. La música alta.
Quizá me quede quieta un rato bajo la lluvia, sólo por pensar y notar que algo me alcanza de forma real.
Ayer estaba bien.
Cuando dije que cuando todo me va medio bien me tengo que hundir, no era una exageración: acaba de demostrarse.

Menos mal.
Menos mal que queda poco. Que en cuanto pueda, en cuanto la oportunidad se ponga al alcance de mis manos, lo arreglaré todo. Libertad.
Que bonito sueño eres, qué bonita meta.
Tan bonita como tu hermana. Calma.
En cuanto salga de aquí. Os lo prometo a ambas.

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