sábado, 30 de junio de 2012

Báisteach agus cait

Lluvia.
Lluvia refrescante, húmeda, fría, cálida, mojada, que abraza, que acaricia, que besa, que rodea, que suspira, que respira, que envuelve, que hace que el aire sea menos opresivo.
Que hace que desplegue las alas. Que maúlle con fuerza a una luna a la que alguien -¿Un Varcolaci, quizá?- ha mordido.
Parece una manzana a medio devorar. Una sonrisa en el cielo añil negruzco, blanca casi como el marfil. Tiene el rastro amarillento del tiempo en las viejas fotografías.
Cierro los ojos, a pesar del calor, noto la lluvia.
La noto con fuerza, porque hace demasiado que la esperaba. Una lluvia que anega la tierra reseca, yerma, al borde de las últimas fuerzas de la resistencia. Una lluvia que hace rebrotar el verde en mi cabeza. El verde, y más verdes, todos distintos verdes. Y pequeños puntos de color. Agua lluvia, azul lilas, rojo claveles, amarillo tulipanes, naranja rosas, rosas orquídeas, blanco calas. Esmeralda hiedra, trasparente escarcha, violeta campanillas, morado margarita, amarillo gemista. Pálido cicuta, púrpura luparia, ocre beleño negro, sangrienta amapola, rojizo acebo, dorada tuera. Rosada adelfa, pálido amarillo ajenjo, cristal rocío.
Llueve.
Lluvia fría e incesante, lluvia que se buscaba.
Lluvia que cae, incesante, de negras nubes con algún rayo solitario.
El aire se relaja, se calma la sequía.
Desde mi pedestal de piedra, en algún templo perdido en un desierto que hace tiempo fue pradera, veo como las plantas brotan, como las aves cantan, como los animales regresan.
Rugen leones, tigres, servales, panteras, jaguares, leopardos, guepardos, linces, irbis, nebulosas, pumas, caracal, ocelotes.
Se escuchan osos, canciones de lobo, susurro de zorros, llamada de nutrias, de comadreja, tejón, gato montés, jabalí, gineta, ciervos, alces, caballos salvajes, liebres, antílopes, jirafas, algún elefante.
La lluvia ha transformado el páramo drenado en un vergel que crece. Un bastión de naturaleza, de espíritu indómito, salvaje, libre como el viento.
Es el último piso de la torre de Babel.
Ha pasado tiempo desde que mis ojos vieron este espectáculo. Sonrío, muestro los afilados dientes de gato. Sacudo el polvo y las rocas de mi pelaje, extiendo las garras, rechinan sobre la piedra. Cada gota de esta lluvia de vida es una pluma que besa mi cuerpo. Rujo, por encima de todo y todos.
Es un despertar nuevo.
Casi hiberno.
Pero la lluvia ha vuelto a despertar el paisaje que guarda la Esfinge.
La lluvia que cae en mi cabeza, trayendo fuerzas nuevas. Cada nuevo brote es una nueva gota de sangre en mis venas. Un nuevo principio en mi libro de secretos y enigmas. Un nuevo parpadeo, una nueva toma de aire.
Sé que nada de lo que veo, de lo que estoy describiendo es real. Es sólo un sueño. Una imaginación más.
Pero es real, en mi cabeza loca, en mis ojos cerrados, en mi sonrisa calmada.
Noto el olor a tierra húmeda, el perfume de las flores y el almizcle animal. Mi cuerpo tiembla con cada rayo y cada trueno, vibra con cada una de las gotas de lluvia que le tocan. Como si creara música.
Rujo, porque soy la Esfinge, la guardiana de la tierra de Babel, que renace alrededor de mi pedestal invadido de enredaderas y salpicado de flores de colores. Palominos, dedalera, crisantemos, lirios, girasoles, iris, anémonas, fresias, gladiolos, peónias, pensamientos, dondiegos, calas, petúnias, dientes de león, aves del paraíso, dalías, azahar, lirios, tréboles, scaevolas. Y la tierra me contesta, estremeciéndome. Es una sonrisa enorme bajo la lluvia fresca.
Es un sueño, una visión que se hace real tras mis ojos cerrados. Tan real, que las sábanas tienen tacto de césped y hierba suave, que escucho en el gemido del viento el susurro de los juncos al borde de un riachuelo que tintinea. Que puedo contar las hormigas que recorren el tronco de un olmo anciano, gris y reseco, que poco a poco renace.
Mi nariz capta cada olor. Mis oídos, cada sonido. Mi tacto, la lluvia, las flores, la hierba, la piedra de mi pedestal.
Mis ojos cerrados lo abarcan todo.
La lluvia a vuelto a mi cabeza. Sonrío. Sonrío, porque esperaba que volviese.
Es signo de tiempos mejores. De tiempos buenos.
No soy supersticiosa. Soy un gato de colores que se esconde por capricho entre gatos negros. Es donde más cómoda me encuentro.
Pero leo los signos, y mi intuición no suele fallarme. Esto es lluvia buena, lluvia vida constructora, no  lluvia muerte que arrasa. Es dulce que calla el amargor, salado que apaga el sinsabor. Es agua que calma la sed.
Lluvia. Lluvia que esperaba desde hacía tiempo.
La Esfinge ha despertado en el último piso de la torre de Babel, en su vergel particular, lleno de ruinas a explorar, pueblos con casas de piedra, y aires de libertad. Donde cada brisa es una canción, el silencio un amigo y la soledad viene acompañada de miradas compañeras.
Donde, aunque esté sola, siempre está con alguien.
La lluvia lo trae. Vuelve la imaginación, la fuerza, las ganas de seguir adelante, la determinación, el valor, la locura de arriesgar para ganar, el orgullo de nunca rendirse, la pasión por conseguir el objetivo, el desatino de olvidarse del mundo que juzga para ser libre como el águila, como el halcón, la lechuza. Para ser señor del bosque como el lobo, o rey de las nieves como el irbis. La lluvia lo trae.
El valor de no tener miedo. De vencer cada temor y cada obstáculo.
De levantarse de cada herida con una sonrisa, contar las cicatrices y recordar cada historia. Siguiendo adelante.
Todo eso regresa a mí, y es gracioso. Todos pueden ver el cambio, pero nadie lo ve de verdad. Nadie ve este paraíso crecer sobre el desierto muerto que rodeaba a una Esfinge cubierta de rocas. Nadie lo ve. Pero sí ven que hay un brillo nuevo en los ojos de miel, que la sonrisa es un poco mayor que ayer. No lo saben.
Pero dentro de mi cabeza, hay lluvia. Lluvia que limpia, que refresca, que hace crecer la vida otra vez. No habrá arco iris. Pero sí rayos de sol confundiéndose con los de la luna, guiños de estrellas y amenaza de nubes negras cuando las blancas dibujen formas caprichosas en el tejado azul.
Yo me tumbo boca arriba, extendidas las alas sobre el césped, las garras dibujando sobre las nubes en el cielo líneas al azar. Moviendo la cola de un lado a otro, ronroneante, con una sonrisa en los labios.
Eso es esta lluvia.


Un amigo acaba de decirme que soy más felino que humana.
Y todo, porque me he hecho un lío con el ovillo de lana para hacer una pulsera, me he cubierto de hebras de la cabeza a los pies.
Nos hemos reído, hemos llorado de la risa.
No sabe cuánta razón ha tenido.




...Miau.
Purrrr, purrrr. Quizá sí soy un gato.




Los gatos son misteriosos; pasa más por su mente de lo que nunca podríamos imaginarnos. (Walter Scott)


Si hubiera que elegir un sonido universal para la paz, votaría por el ronroneo. (B. L. Diamond)


El más pequeño gato es una obra de arte. (Leonardo Da Vinci)

jueves, 28 de junio de 2012

Rectificación

Pearl, bastarda, asquerosa, pánfila, zorrón, puta de Babilonia.


Skinner, tú siempre eres el último hombre en pie.
Y ella no es nadie.


Haz el puto favor de levantarte.

Titim i ngrá

Buscar algo suave de leer...
...encontrar un cómic de 25 tomos en la que King participa como guionista.
Buscar algo ligero de ver...
...acabar estudiando al detalle el dibujo de un antiguo bandolero.
A un vampiro americano en lucha con la antigua nobleza vampyr del Viejo Continente.

Y la típica pánfila de por medio, que quizá no es tan pánfila.
En su lugar, yo no habría sido capaz de rechazarle dos veces.
La primera, de hecho, ya le dejaba llevarme por los tejados.


Me he enamorado de Skinner Sweet.
Y me gusta. Me encanta todo él, incluso su hijoputismo.


Y coño, vivía en el puñetero Viejo Oeste.
Este gato "feel the love" con el vaquero colmilludo.

martes, 26 de junio de 2012

Perros y motos

Frío bajo el hormigón, 5 horas y 6 bomberos franceses.
Si no llega a ser un simulacro, me quedo pajarito. Y sin servicio ni nada.
Pero me lo pasé pipa.
Nombres a recordar.
Scott, Fito, Danko, Rábula, Ira, Mila, Trasto.

¡Mira mamá, soy veterinaria por un día!

Lesiones por exposición a hormigón. Recuento: rascón en antebrazo izquierdo y omóplato ídem; rodilla izquierda salpicada de costritas; moratón en espinilla derecha, riñones, brazos, tobillo izquierdo que vive con antiinflamatorios. ¿Me gusta el dolor? No. ¿Me molesta este dolor? No.
¿Estoy loca? Puede. Pero son MIS recuerdos, de MI experiencia y es MI orgullo. Y, por suerte o por desgracia, lo tengo alto, bien alto.


Voy a repasar una de mis series favoritas.
Pienso darme el atracón esta semana, antes de perder la oportunidad de comprobar que me sé todos los diálogos y cada detalle de cada escenario está en mi cabeza.
Bien, tiene algunos fallos de guión, cierto. Pero no se notan porque los aciertos los eclipsan. Mantienen la cabeza alta en todo momento.
Dan ganas de, yo qué sé. Voy a decirlo a la manera de un gato callejero, un gato asilvestrao'.
Dan ganas de verla y correrse tras cada capítulo.

J- I'm not happy about being here either. At least you an I, you know... we can try to have a decent conversation.
T- What? What do you want? You want to bond? ¨You want to get closer? Fiiiineee.
(Undoes the belt)
J- What are you doing!?
T- I'm gonna dunk my balls in your mouth. You're gonna gag. I'm gonna laugh. We'll be best friends forever!

La mejor pareja de toda la serie. Ese "compañerismo-odio-me tocas los cojones-te aprecio a veces, hermano" entre Juice y Tig me mata.

Jax- I arranged a meet at the P.C. infirmary. You gotta distract Dion, unlock the guard gate and let in Russel's crew.
J- How do I get there?
(Tig punches Juice from behind)
J (groaning)- I think you cracked my rib
T- I know. Sorry?




La. Puta. Mejor. Serie.
¿BBT, House, Bones, Mentalista, Dexter, Scrubs? Cierto, muy buenas.
Pero esta es LA. PUTA. MEJOR. SERIE.
Joder, si en mi zulo de hormigón tatareaba la BSO y todo, haciendo tiempo hasta que los franceses se dignaran sacarme. Al menos salgo en el periódico. Digo yo que las 5 horas lo valían.
Eso, y repasar episodios mentalmente.

Hoy no hay frase final.
Hoy hay un diálogo brutalísimo, de gran parte de los chicos de SAMCRO.
Creo que con él, me terminaron de volver drogadicta a la serie. Sí señor.

Clay- Thoughts?
Chibs- Everybody loves pussy.
Opie- Second that.
Jucie- Third it.
Tig- I'm a very big fan of pussy.
Clay- All in favor? Like I gotta ask.
All- PUSSY!
Clay- Looks like we're making movies.


Y a dirigir porno que se marchan, los moteros.
Si es que son la polla, coño.


Pura droga sin televisar en España. Aún.

miércoles, 20 de junio de 2012

¡Basta!

Qué triste tener que ser un gato solitario por la fuerza.
Porque si socializas te hacen daño. O "haces daño", y te enteras tras toda tu vida, entre gritos y una cena que se atraviesa en el estómago.
Qué triste tener que encerrarse en un cuarto para llorar, maldecir entre dientes y escuchar NIN hasta que los oídos sangren. Qué triste que ni siquiera se esfuercen en asomarse por la puerta para decir "¿Estás bien?" o "Lo siento". De acuerdo, no aspiro a que digan eso.
Nunca lo he esperado.
Pero sí me gustaría comprensión en esta casa de locos.
Soy un gato de Chesire. Chesire, en "Alice in Wonderland" dice que todos estamos locos. Y yo, ahora, estoy en el Palacio de Corazones, junto a una Reina y un Rey más locos que el Sombrerero, la Liebre y el Lirón. Soy la única cuerda en esta casa de locos.
Sólo quería un poquito de comprensión. Se supone que me entienden y me quieren. O que deben intentarlo.
Se supone que no deberían hundirme. Ni hacer que relea una y otra vez la vida del psicópata más odiado de América ni el personaje basado en él. Porque a este paso, me sabré de memoria cada página del Silencio de los Corderos y toda la saga. Películas incluidas.
Y esto, realmente no es lo malo.

La rabia.
Eso es lo que me da miedo.
La rabia. Cuando es rabia ardiente, me da igual. No tengo problemas, sé manejarla. Manejarme inundada de fuego furioso. Sé detenerme, morderme la lengua, no cometer ninguna estupidez, ignorar lo que me ha encendido. El problema es la otra rabia. La fría.
Helada como el hielo, que me hace sangrar por dentro y viene acompañada de un dolor sordo, como de shock. Rabia fría, dolorosa y persistente. Que se enquista en el estómago y la garganta, que mengua autoestima y autocontrol, que se apodera de mi mente como un torrente helado. Soy rencorosa. No es ningún misterio, y no me avergüenza reconocerlo. Soy rencorosa, eso es así igual que la Tierra gira alrededor del Sol. Pero me da miedo que ese rencor venga precedido de fría rabia, de enfurecimiento feroz, desgarrador. De ese que se dedica a golpear cual vikingo con un mazo los muros de mi mente para hacerse con el control. Sé contenerlo, creo. Pero el truco para tenerlo a raya no siempre funciona bien. No siempre mirar al infinito y escuchar la BSO de The Crow me detiene. Y entonces empiezo a morderme los labios, o a llorar como si no hubiese mañana. Como segunda barrera.
La tercera barrera, en realidad, no existe. Es un páramo vacío y desolado en mi mente, en el que el aire es abrasador y lacerante, el suelo es duro y seco, cuarteado. No hay árboles, ni montañas en el horizonte. Ni arbustos rodantes, hierbajos, ni signos de agua seca. Sólo hay tierra y más tierra, abrasada por la brisa ardiente, salpicada de alguna osamenta de buitre.
Cuando la rabia llega a esa barrera, sólo hay dos caminos.
La furia amarga que me domina y me hace actuar de manera que me arrepienta... O la risa amarga que me mata un poco por dentro. Que me hace un poco más cínica y sarcástica.
Como si no fuera ya de por sí lo suficiente.

Para distraerme, he tenido que ponerme los auriculares, guardar las zarpas y la sed de sangre. Cantar "Dead Souls" a media voz, mientras escribía en un word trozos de conversaciones. Sé que aparecerán en la vida de Kuon, ese idiota acompañado de un dragoncillo bicéfalo borrachín. Cierto, todavía tengo que empezar a escribir de verdad la historia. Pero está definida, en unos treinta post-its, más o menos.
Ahora hay más, después de abandonar el tecleo, el relevo ha sido el boli. Unos treinta y cinco.
A funcionado.
La rabia poco a poco se diluye, la música se la lleva como si retirara de mi cabeza una tela de araña.
Diseñar a Kazoole, Señora de las Lechuzas, también ayuda. Es obligar a la mente a vaciarse, a hacer un reseteo de seguridad de las últimas horas. Si no, no es fácil imaginarse a alguien cuyo pelo en realidad son plumas.
Casi me siento agradecida. Está quedando un diseño bueno.
Y conversaciones medio potables.
¿Duele? Sí. Pero no pienso complicarme más esta noche. No. Voy a maullarle a la luna, pero no serán tristezas, rabias ni dolores. Voy a construir un ego más fuerte, más resistente (ojo, no más grande. Más duradero). Voy a blindar mi mente, a grabar en las paredes de mi cerebro los principios por los que me rijo.
Y es que, como dijo Abraham Lincoln "Recuerda siempre que tu propia resolución de triunfar es más importante que cualquier otra cosa".
Yo voy a triunfar. Es una lucha contra mí misma. Y pienso vencerme. Pienso saber dominarme, vencer al veneno de la rabia fría, y sobreponerme a cada grito, cada pelea.
Voy a vencer, porque las esfinges son en realidad, guerreras.
Y yo soy una esfinge que no tiene nada que perder.

-¿Por qué sigues soportando a ese... a esos...?
-A esos. Son dos en uno, Kazoole.
-Son el mismo borracho con dos cabezas.
Se encogió de hombros, pasando la mano por la barba sin afeitar. La Señora hizo una mueca en la que sus grandes ojos oscuros parecieron asqueados. Él sonrió.
-¿No pretenderías que me afeitara en el camino?
-Te criaron para ser un caballero.
-Y lo soy. Pero uno polvoriento, que ama más cabalgar sólo que asistir a justas y torneos. Señora, no pongáis esa cara.
-Cada día te pareces más a ese dragón borracho.
-Son buenos chicos, aunque beban tanto.
Kazoole se rió, un sonido parecido al ulular de sus lechuzas.
-¿Por qué les tienes tanto apego? Si no viajaras con ellos, podrías encontrar algo mejor para ti. Incluso una futura acólita de las Hermanas Nocturnas podría ser tu mujer... si quisieras.
-Lo has pensado mucho, ¿verdad?- el hombre movió la cabeza, negando con suavidad.- No, Kazoole. Sabes que, por mucho que me muerda la boca, no creo en el culto de las Hermanas, ni en el del Hijo Luminoso. Vivo con ese par de alcohólicos porque son gatos callejeros como yo. Y la única mujer que puedo querer tiene cara de ave rapaz y plumas en el pelo.
La Señora ululó, enrojeciendo. Kuon sonrió, señalando hacia el patio exterior.
-Creo que la noche ha caido, Señora. Deberías llamar a tus Lechuzas y decirles que tengan cuidado. Cuando están así de bebidos son impredecibles.
-¿Piensas que hay peli...?
Una llamarada ascendió más allá del techo de la casa, seguida de hipidos y risas nerviosas. Las lechuzas del granero ulularon, nerviosas. El hombre se encogió de hombros.
-Oh, es un dragón de dos cabezas borracho. Claro que hay peligro.

No hay reto ni obstáculo que vaya a poderme.
Ese es el espíritu. Casi parece la determinación de Kuon.
Ese es un muerto de hambre. Pero también es el niño de tus ojos.




Cierto. Él, y los lobos.
Mis niños y mis amores.

Libertas

"Por muy libre que seas, siempre estarás atado a tus actos."


"Huele fresco.
Huele trigo.
Siente aire.
Siento, vivo.
Alzo la mano y toco.
Toco nubes, toco cielo.
Siento todo,
Juega el viento con mi pelo.
Pasa la vida,
Instante de quietud.
De nubes, memoria.
Libertad vestida de azul."


Garabatos en un papel.
¡Eh, eso no iba ahí!


Qué gracioso hablar por teléfono a las 6 de la mañana,
a susurros, en el portal.

viernes, 15 de junio de 2012

Chuma

¿Pero qué es esto? ¿Tanta actualización en un día?
Me estoy malacostumbrando...
Pero los gatos somos caprichosos. Esto es sólo un capricho más.

Hoy no iba a hacer nada, iba a disfrutar del día y ya está.
Pero tenía que ir a varios sitios. Y he salido de mi escondrijo, me he relacionado, he sonreído, he hablado, he puesto ojos en blanco, me he quejado, he reído... Nada fuera de lo rutinario.
Hasta la tarde.
El caso es que mientras asistía a un encierro con bailes y niñas maleducadas, he reflexionado. Mucho.
He conocido a una persona que me ha llevado a ello.
No es la persona que mi madre aprobaría, de pequeña me habría dicho "Kael, con ese chico no se habla, que no está bien... Es un desconocido. Y mira qué pintas tan... de delincuente o algo".
Tiene implantes en el antebrazo izquierdo. Dilataciones en las orejas. Un piercing en cada ceja, sobre el puente de la nariz, en la nariz, en los mofletes (simulan hoyuelos), sobre el labio superior y bajo el inferior. Quiere hacerse las orejas con forma de puzzle. Lleva tatuajes en nudillos, antebrazos, brazos, hombro, cuello, espalda, pectoral, costado, en los muslos, sobre una ceja, y una telaraña dentro de la oreja. Una pantorrilla en negro, para hacerse calcificaciones en ella, con un signo rodeado en la parte del gemelo.
Escucha metal duro. Escucha grupos de thrash y nu, escucha dark, escucha death, escucha black y speed, escucha doom y grindcore. Viste como un rapero, como un hippie, como un heavy, según le de.
Tiene la lengua bífida. Y las orejas puntiagudas, modificadas, como si fuera un duende.
Practica suspensión extrema.
Trabaja como piercer desde hace tres años. Estuvo un año en italia trabajando. Aprendió con un gaditano, aunque es de Gandía.
Se ha tatuado la cara de su amigo y hermano, su maestro, en el muslo izquierdo. También tiene un retrato de ese hombre en un "columpio extremo", es su mentor en la suspensión.
Dice que no se atreve a hacer tatuajes, que a él le gusta la anatomía, la sangre y las agujas.
Tiene una sonrisa bonita y una novia que es un amor. Me ha enseñado la foto que ambos consideran "fue la primera cita de verdad, cuando sabíamos que eramos el uno para el otro". Tienen cuatro ganchos cada uno entre los omóplatos, el cielo es oscuro y la luna se oculta tras los árboles, más allá del porche en el que ellos están. Pequeños caminos de sangre resbalan por sus espaldas. Ellos están cogidos de la mano, mirándose a los ojos, sonriendo.
Con más amor que muchas parejas "normales".

No es una persona que un padre aceptaría.
Pero es amable, es dedicado y simpático. Me ha explicado todo lo que he querido saber, ha alabado mi dibujo, me ha preguntado que por qué no diseño para ellos. Que le preguntaría al jefe, por si pueden acudir a mí para algo. Me ha invitado a ir a una convención de tatuadores.
Me ha cambiado con mucho cuidado un pendiente que me dolía, sin que yo lo notara. Se ha preocupado cuando he puesto cara de que me dolía, aunque en realidad no pasaba nada.
Hemos bromeado, hemos reído.
En una hora, nos hemos hecho amigos.

Nunca habría pensado hacer amistad con alguien así.
Nos conforman desde pequeños para elegir a nuestros amigos. De acuerdo, nos dan límites anchos. Pero si mi madre conociera a mi piercer, no me dejaría salir de casa en un mes, no mientras él estuviese en la ciudad. ¿Cómo le dices a tus padres "mamá, papá, he conocido a alguien que casi se corre cuando le suspenden con ganchos cogidos a la piel del techo"? No se puede, a no ser que tus padres no te tengan en cuenta o sean de ese mundo.

Lo he pensado, sí.
Por una vez, lo he pensado seria, detenidamente. Ahora, en mi casa, en mi reino con BSO de The Crow (suena Nine Inch Nails en mis auriculares), ronroneo, todavía reflexionando.
Y es que aunque nos dan bastante libertad para relacionarnos, siguen poniendo trabas a la expansión. De nuestras mentes, nuestros gustos, nuestros sentimientos, nuestras relaciones.

El caso es que el piercer, a pesar de sus "pintas", a pesar de sus tatuajes y piercings, a pesar de sus aficiones, a pesar de no tener carrera y sólo tener el permiso sanitario (que se da también para auxiliares de enfermería y demás) y el título de piercer, es más culto que mucha gente que conozco. Cuando, antes de irme del tattoo le he dicho "Eh, me alegro de haber estado charlando contigo de todo durante esta hora" me ha sonreído. No se ha inmutado cuando la mujer que estaba acompañando a su hijo, cliente que iba a cambiarse un piercing labial, ha murmurado "Cómo se puede alegrar. Si parece un salvaje de las islas esas perdidas, a mí casi me daría asco que me tocara". Él y yo hemos cruzado una mirada, que ha evitado que yo contestase. Y ha hablado.
"Fuiste salvaje una vez, no te dejes domesticar. Me gusta esa frase de Isadora Duncan."
La señora le ha mirado, extrañada. Y yo también, aunque no por el mismo motivo. Ella se ha marchado como si tuviese miedo de que le contagiásemos algo. Yo me he quedado un rato más. "Oye, tú ¿de qué conoces a Duncan?" "¿Bromeas? Me gusta cómo bailaba... parecía el mar."
¿Quién conoce a Isadora Duncan hoy en día, si no eres bailarín clásico, o tienes mucho bagaje cultural?

Nos intentan enseñar a creer que no tenemos imposiciones a nuestra manera de ver el mundo, de relacionarnos, de conocernos, de sentir, de ver, de percibir. Pero nos muestran que si es muy diferente, es malo. Que si sus gustos tienen que ver con el dolor, es malo. Que si su apariencia no es normal, es raro. Y que si es raro, es malo.

Yo me he sentido más a gusto esa hora en el estudio con él, que en todo el resto del día.
Y que yo sepa, nadie me mira llamándome "salvaje". Mi piel está limpia, mis hobbys no son tan extremos, mi gusto musical no es tan duro (aunque algo por ahí sí que suena de vez en cuando). Me aceptan con mis siete pendientes, mis siete anillos en las orejas. Con mis ganas de marcarme la muñeca.
Me aceptan, a pesar de que no sé callarme, que tengo que levantar barullo, sembrar cizaña cuando no estoy conforme con lo que se dice. A pesar de que a veces soy un dolor en el culo, que puedo ser una perfecta hija de puta. Me aceptan, porque no tengo una apariencia tan "distinta".

¿Quién decide eso? ¿Quién decide que lo extraño es malo, que ser diferente es malo?
Debería ir por gustos, no por imposición.
¿Quién marca los límites en esta conducta social que nos implantan desde pequeños? ¿Quién juega a ser juez y parte?

He conocido a alguien. Es piercer, tiene el cuerpo manchado de tinta.
Tiene lengua de serpiente, y sonrisa bonita.
Y es más persona que muchos "buenos chicos".




No hagas caso a una apariencia. Haz caso a una mirada.
Obedece a tu instinto tras ver una sonrisa.




Desobedece a la norma.

Eagla

Así que es cierto. No es un sueño mío.
Es de verdad.

Me tiemblan los bigotes, me aovillo, abrazo mi cola.
Es real. Es de verdad.

Pero todavía no. Así que...

¿Por qué os echo ya de menos?
No quiero echaros a faltar.




¿Me lo creo ya?

Mis amigas son unas hijas de puta

"Mis amigas son unas hijas de puta".
Eso me han pedido que diga para celebrar nuestro "día de dedicar entrada a las amigas".
Mejor dicho, me han dicho que titule así mi entrada.
Espero que estén contentas, he cumplido.
Les dedico mi entrada, y digo lo que ellas quieren.

Mis amigas son unas hijas de puta.
Pero son mis amigas. Y la más cabrona, soy yo. Quizá por eso les quiero tanto.
Claro, que como alguien se meta con ellas, está muerto.
A veces me acuerdo de pedirles permiso a ellas antes, pero por lo general, mueren.

Y es que "cuando estábamos locos nos tenían envidia al vernos pasar".
Son mis dos canciones, esas que Ramazzotti cantaba junto a Pavarotti. Mis dos soles y mis dos lunas. Mis dos muertes y mis dos vidas.
Pero unas hijas de puta, que así lo han dicho ellas. Quién soy yo para negarles nada, si casi me ahostian en la distancia por no escribir ayer.
Y va por vosotras, porque os quiero y pienso daros canciones pastelosas, no mi rock callejero ni mi metal pesado.
Y si os quejáis, a esta esfinge se la trae al pairo. Podéis cantarle coplas al aire, queridas.
En eso se basa lo que tenemos, en desvarios, risas, momentos que no se pueden explicar, golpes, lamentos, salir del mal trago, enfrentarnos a la vida, superar cada obstáculo, matar el tiempo, resucitarlo cuando estamos juntas, hacer el loco, levantarle las faldas al Destino y mirar qué hay debajo, poner cara de no haber roto un plato cuando quemamos la casa de una Dama, romper tejados, bailar tontamente, cantar Disney hasta quedarse sin pulmones, pasear por la playa, saludar a la cámara, patear el monte, devorar la comida, criticar películas, reírnos de la cuerda sociedad.
Os quiero, jodías.
¿Contentas?
Dejarme dormir ya. Este gato se va a dormir. Esta esfinge cierra ojitos hasta que os vea, señoritas. Os quiero, mamarrachas mías.






"Es por su propio bien que el gato ronronea"
Ar mhaite leis féin a dheinneann an car crónan.


La elegante, la aventurera, la loca. Una triqueta, un trisquel
Una Tríada perfecta. Eso somos, juntas.

miércoles, 13 de junio de 2012

Camino

Es mi vida, y yo escribo en el libro de mi destino.
Y si me equivoco, no hay tipex ni goma de borrar: punto y coma, nueva frase, vuelta a empezar.


"Eres una isla en un mar con tiburones"

A veces, descubrimos de casualidad películas y canciones que nos marcan. Es un punto de inflexión. No digo que tenga que gustar a todo el mundo, digo que es mi punto de inflexión. Jamás habría esperado que una película así me gustase, ¡se aleja tanto de lo que me gusta!
Y sin embargo... Sin embargo, es de mis favoritas. Quizá porque enseña tanto. O porque no enseña nada, te lo deja a las puertas para que tú digieras, para que tú rebusques, pienses, descubras, aprendas.
Jhon Smith enseña. Snowman enseña. Danny Samson enseña. Oso enseña.Wade Porter te ayuda a aprender. (Y, joder, Chris Browning hace un papelón a pesar de salir pocas veces. Un papelón. Casi mejor que el de Wade. Casi igual que Smith. Samson, Samson. Qué gran papel, qué gran interpretación, qué gran actor. Joder.)
Y yo me siento, piernas cruzadas y ojos bien abiertos, palomitas y una libreta.
A ver qué aprendo.
Porque cada vez que la veo -tristemente, una vez al mes es poco. ¿Me hartaré de ella? Lo dudo. Es un enorme libro de texto que nunca se acaba, basado en hechos reales y que tiende la realidad de manera cruda hasta nuestra mente- aprendo algo nuevo.

"Eres una isla en un mar con tiburones."








Hay quien dice que después de ver una película tantas veces, acabas hastiado.
Que hable por él. O por ella.
Hay quien dice que tenemos que seguir el camino marcado, no salirnos de él para vivir bien.
Que se calle.
Que yo aprendo de lo que me da la gana, y decido por dónde caminar.


"Eres una isla en un mar con tiburones. Todos saben que vuelas solo"
-¿Samson cumplirá su palabra? +No le des motivos para no hacerlo.


Snowman, todos te hemos visto ser Medio Huevo,
todos sabemos que has sido un SAMCROW.

viernes, 8 de junio de 2012

Trébol

Dicen que la suerte viene y va.
Yo hoy la estoy llamando.
La llamo con timidez, con esperanza. Con preocupación. Con rabia y orgullo. Con desesperación y calma. La llamo, esperando que descuelgue su teléfono (ese teléfono verde que decora la pared de su habitación, sea donde sea que viva la suerte) y responda a mi llamada.
La llamo, la embosco, la huelo, la persigo, la sigo, ¿la consigo?, la marco, la rastreo, la mareo con mis gritos, la cazo, le pongo trampas a ver si pica, le tiendo anzuelos, redes, cebos; me escondo tras los rincones para meterla en un saco cuando pase, llevármela y que me acompañe; la espero tras las esquinas, dispuesta a dormirla con cloroformo y secuestrarla hasta que ceda y me ayude a encontrar lo mío.

Dicen que la suerte va y viene.
Yo no creo en esas cosas.
Suerte, libertad y vida sólo las consiguen quien las trabaja día a día.
Dicen que la suerte va y viene.
La mía tiene que venir, o no volver nunca. O mi imaginación cargará una invisible escopeta, Eastwoodiana, para que no se acerque más. La llamo, la necesito hoy, ahora. Necesito que venga y ayude, que ponga de su parte para encontrar lo que es mío, a mi pobre criaturita perdida por el monte, sin comida, sin abrigo.
¿La suerte va y viene?

Yo a la mía la encadeno hasta que cerremos el asunto.

Dicen que la suerte no se puede controlar, que es puro azar.
Tú ponme cara a cara con ella, a ver si no se deja manejar.


¿Korea? 

miércoles, 6 de junio de 2012

Trodaire

Y que sea un día en el que apetece no despertar.



A veces me me recorren la cabeza frases demasiado cínicas, de un sarcasmo que duele.
Las apunto en mi libro de principios, de filosofía de vida.
Luego las miro, y reconozco otra faceta de mí en ellas.

La de luchadora que odia saltar al ruedo y pelear contra los leones.
Pero lo hago, y la mayor parte de las veces gano. Y entonces me pregunto:
¿A qué precio?


No puede ser que me levante dos veces en un día.
Lo que no puede ser, es que te levantes las dos veces con el pie izquierdo, niña.




¿Dónde está mi cupo de tickets para dormir?

martes, 5 de junio de 2012

Scríbhneoireacht

Vamos a caer, otra vez.
Que no se diga que no. Si es escuchar letras y pensar, crear.
Los lobos cobran fuerza.

"Anónimo luchador, nunca tendrán las armas la razón; pero cuando se aprende a llorar por algo  ¡también se aprende a defenderlo!"


Se me comen las noches soñando con el bosque. Quiero ver el cielo sobre mi cabeza, no desde los ojos de un personaje.
Quizá es la época de exámenes. Pero quiero sentir el aire.
Cambiar mi noble pálido por un chusma morena. Cosas del verano.

"Estás asustado, tu vida va en ello, pero alguien debe tirar del gatillo"


Y esta semana llega alguien a esta vida demencial.
¿Cómo será, cómo se llamará?
Me gusta pensar que es otra boca más de la familia. No la conozco, pero es mía.

Joder, al final, hasta los gatos somos posesivos de verdad.





-Estás dolido porque te han dado calabazas.
-No es verdad. No me han dejado.
-¡Te han dejado plantado, semental!


Oh, vamos. No puede ser verdad que me ría tanto.


En realidad, sí. Es hilarante.