jueves, 29 de septiembre de 2016

Stanton Cree tipped his hat and laughed a wicked laugh

He descubierto Ghoultown y soy más que feliz con eso.
Mis frambuesas, arándanos, libros subrayados y resumidos en apuntes infinitos, agujetas y entrenamiento que debo incrementar un poquito más durante esta semana y hasta que llegue el día final... Y Ghoultown cuando Powerwolf y el resto de música se me quedan cortos, o se me hacen pesados por escucharlos a todas horas.

Drink with the living dead, mate. 'Cause when it's six to midnight and the boney hand of death is nigh ,you better drink your drink and shut your mouth. If you draw against his hand, you can never win, go ahead... Drink with the living dead.

Now he rest in his pine box and I still walk the streets, but I don't forget the night when death had chosen me. There ain't no fancy moral to go with this I fear... Unless you aim to kill a man and drink down his last beer!


Pues bien.
Pues vale.
Pues les quiero.


domingo, 25 de septiembre de 2016

Kodama

"Necesito imperiosamente dejar de hacerme amiga de aquellos que me recomiendan música". Era un buen propósito, no hacerme automáticamente amiga de la gente que me recomienda canciones y ya está. Pero es que con temas como este... Con temas como este, no puedo. Qué magnífica suerte la mía, hacernos amigos aquel día.

Quizá debería poner un poco más de cautela en las amistades recién hechas. No todo el mundo llega a revelar ser personas tan magníficas para mí como mi dama y mi dragona, o como mis dos médicas en formación. Pero de verdad. Hoy el mundo ha girado para decirme que no, que esta vez no me equivoqué. Que debería caer, en lo que creí un error del momento, mil y una veces con los ojos cerrados.

Porque hoy, precisamente hoy, se me ha juntado todo.
Me ha bajado la regla. Mi hermana ha tenido problemas que yo he tenido que resolver porque la peque sigue siendo menor. Mi madre ha vuelto a gritarme. Mi madre ha vuelto a decir que no quiere que me vaya de casa. Mi perro se ha puesto enfermo. Me han gritado que por qué digo que estudio si estoy todo el día tirada en mi cuarto. He acabado el primer libro de los tres de la oposición por segunda vez, pero hagamos como que eso no cuenta para nada. Mi abuelo está enfermo. He perdido mi aguja lanera y no puedo acabar el perro salchicha. Pordede no me carga. No sé qué lana ni qué suéter tejer para este invierno. Vale, esto último es sólo malo porque es indecisión total; y puede parecer algo nimio. Pero para mí es un drama. Quieren que vaya a una "reunión" de fábrica, con un montón de personas y mi fobia social dice que no, que dónde voy a conocer gente responsable que conoce a mis padres y que me van a hacer todo tipo de preguntas y a juzgar con la mirada. Por otra parte, mi desprecio por la sociedad actual, concretamente la que forma el grueso de mi ciudad, dice que vaya a darles que hablar, porque si no se aburrirán como ostras. Hola, indecisión total otra vez. ¿He dicho ya que me ha bajado la regla? Porque duele. Y el mes que viene me tiene que venir para el día de las pruebas físicas. Toma, doble ración de drama. Además, me duele la cabeza y detrás de los ojos porque hay mucha presión atmosférica pero ni llueve ni deja de hacer calor, con lo que sólo puedo intentar ignorar los cuchillos detrás de mis ojos y en las sienes.

Y entonces, surgido de la nada, ese amigo que apareció como una casualidad, un error de verano. El mejor error de verano. Lo prometo. Que invita a cerveza y que invita a música. Y que tiene un don (eso, o su ciclo hormonal y el mío están sincronizados, porque no me lo explico) para llegar, saludar y decir "Quiero que escuches una canción que te va a flipar. Y que te olvides del mundo".
Porque cada vez que lo dice, sucede.
Y cada vez que sucede, mejora un poquito el día. Consigue detenerme, respirar y recargar fuerzas.
Así que, supongo que la primera frase de este texto es mentira. Nunca voy a dejar de hacerme amiga de aquellas personas que me recomiendan música.

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- Quiero que escuches algo 9 minutos
- Y te olvides de todo
- La canción te va a flipar

Un día conseguiré entender cómo llegas a descubrir grupos y canciones. En serio. -
Porque ahora mismo, no me lo explico. -
Qué pasada de canción.-

- Y nunca lo entenderas :P

Qué cruel jajajaja - 
Me tendré que conformar con mis superpoderes para encontrar discografías :P -

- Que envidio profundamente.
- Cuando salga el album te pedire que me bajes la discografia entera

You're welcome  :P -

- Thanks :)

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Vas a ser el hombre-portada, no te rías. Porque si te tatúas este disco en el brazo izquierdo, sólo tu espalda quedará libre de tatuajes. Y sabes que seguirás coleccionando tatuajes de portadas que hagan que tu cabeza vuele mientras tengas espacio en la piel.
Qué gran amigo por casualidad.
Gracias por aparecer justo cuando necesito diez minutos alejada del mundo con canciones que me resuelven la vida, aunque llevemos semanas sin decirnos nada en absoluto. Gracias por escuchar una canción y acordarte de mí.
Y gracias por darme esos diez minutos de paz que hoy no conseguía encontrar.

Nadie juega con el Cuervo. Nadie bebe como el Halcón.

-¿No comes?
-Se me ha caído el tenedor.
La mirada helada podría haberle clavado a la silla, pero le daba igual. Se cruzó de brazos, impasible, a pesar del hambre que le atenazaba las tripas. No le iba a dar el gusto.
-Traedle un cubierto nuevo.
La voz era tan fría como sus ojos. Ninguno de los dos se movió cuando uno de los criados trajo un nuevo tenedor de plata. Tampoco lo hicieron cuando el sirviente quitó de la mesa el otro. La mujer arqueó una ceja, y bajó la mirada a su propio plato. Ya había comido gran parte cuando volvió a mirar al hombre, que seguía de brazos cruzados.
-Deberías comer.
La sonrisa esta vez se escapó por sus labios, sardónica, despreciativa. Hasta sus ojos muertos se iluminaron, y ni siquiera la cicatriz que le marcaba el rostro podía alterar el desafío.
-Se me ha caído el tenedor.
Elva entrecerró los ojos, el azul de las pupilas tan oscuro que parecía cristal. Arañó la copa con sus largas uñas, y desde el otro extremo de la mesa, él la oyó sisear de rabia. La voz estaba cargada de amenazas cuando volvió a hablar.
-Come.
-Se me ha caído... -La copa se estrelló a pocos centímetros de su cabeza, algunos trozos de cristal le abrieron pequeños cortes en el cuello y las mejillas. Escocían, mezclada la herida con el alcohol que le mojaba. Casi podía entender que la mujer hubiese llegado a ser la peligrosa adversaria que su señor combatía. Sólo casi.
-¡Harás lo que te ordene, maldita sea!
Se levantó, acercándose a ella, que se había puesto en pie en pleno ataque de rabia. La media sonrisa que seguía exhibiendo se hizo un poco más grande cuando se quedó parado ante ella. Era más alto, más fuerte. Y era mucho mejor asesino. Y los dos lo sabían.

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La risa profunda del recién llegado hizo que Charrán pusiese los ojos en blanco. Aquila se rió entre dientes. Siempre que se escuchaba esa risa, absolutamente siempre, iban a acabar en la posada más cercana. No podía ser de otra manera con Falco.
-¡Muchachos!
-Se le ha escuchado en la otra parte de la ciudad, seguro.
Volvió a contener la risa. Charrán y Falco siempre estaban así. Era como ver pelear a dos perros por el mismo trozo de comida, a pesar de que cada uno tenía su propio plato lleno.
-Hola, Falco.
Falco sonrió. Era una sonrisa que solía provocar peleas, a pesar de que solía ser sincera. Charrán lo atribuía a la cicatriz que bajaba desde el pómulo a la barbilla, partiendo los labios con un fino hilo blanco. Aquila prefería pensar que era porque los borrachos de las tabernas malinterpretaban al personaje. Porque el hombre era todo un personaje. Un enorme fortachón bajado de las montañas al servicio del Emperador.
-Venid, venid, pajaritos. Vamos a beber. ¿Te ha crecido ya la barba, Charrán? ¡Muchacho, si cualquier día serás ya un hombre de pelo en pecho! ¡Tenemos que buscarte una mujer!-Le palmeó con fuerza la espalda, haciendo que Charrán apretase los dientes y mirase alrededor buscando apoyo. Aquila le quitó rápidamente el puñal del cinto. Mala idea, pudo comprobar, porque segundos después el brazo del gigantón cayó sobre sus hombros, capturándolo.- ¡Y tú, chico! ¡Si casi parece que haya que enseñarte a afeitarte! ¡Hay que celebrar que empezáis a ser hombres! ¡A beber!
Se miraron, presas del abrazo de Falco. Los ojos tranquilos de Aquila mostraban mucho más que incomodidad. Charrán movía los labios sin pronunciar sonido alguno. "¿Por qué no me dejas matarlo?".
-Porque no podrías conmigo, rapaz.
Sonrieron los dos, nerviosos. Esa era la gran cualidad de Falco Anker. Tenía ojos en todas partes, incluso dentro de tu mente.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Medusa y yo

No me gusta la mitología griega. Matan a un león. Su dios principal se dedica a violar indiscriminadamente. La mayoría de los dioses, aparte de estar peleados entre ellos, tienen celos de todo y todos.
Pero está Medusa.

Tengo un crush muy grande con la Gorgona.
Lo tuve en primaria, cuando en las tutorías Lola nos contaba historias mitológicas para entretenernos; porque esas clases eran su cruzada particular para leernos, acerca de todo, para inculcarnos el amor por los libros. Lo tuve en primaria con Elena, que nos contaba más historias en Conocimiento del Medio para hacernos prestar atención, y en los recreos, que a los que nos quedábamos con ella nos enseñaba un poquito más de cada historia. Y a hacer punto de cruz mientras tanto.
Lo tuve en la ESO, en Conocimiento y más tarde en Historia. Lo único bueno de llegar a Grecia y Roma, eran Medusa y las fotografías de la estatua de Bernini de Apolo y Dafne; que tuve la suerte de poder ver; y es lo más cerca que he estado de pasear por Roma en mi vida. Menos mal que hacíamos la parada de bus allí cerca y teníamos una hora y media para entretenernos. Necesitaba ver esa estatua.
Tuve el crush en Bachiller, cuando los que hacían Humanidades se dedicaban a traerme los deberes de griego, en los que Rocío les ponía historias para que practicasen. Y yo, que estaba en Salud y no tenía ni idea, era la que traducía y se enamoraba más y más de Medusa.

Y cuando estuve en Grecia, saludé a Atenea con un "Espero que estuvieses contenta, zorra" que hizo que el guía me mirase raro. Pero yo me sentí bien. Un poquito vengativa.
A mi Gorgona le cortarían la cabeza por los celos de Atenea. Yo estuve en sus ruinas. No me parece que a la diosa le fuese mucho mejor que a Medusa. Más tiempo decayendo. Más triste.

Pero "la de las bellas mejillas", que según Ovidio era mucho más que hermosa... Ella sí me pegó fuerte.
Me dejó, no convertida en estatua, pero sí enganchada a ella. Y ahora que por fin, después de años intentándolo, me sale su dibujo exactamente como quiero... No puedo pararme.

Es mi crush, al fin y al cabo.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Feed your scorn

Me ha quedado claro. No hace falta que sigas diciéndolo en voz alta.
No mandes más señales.
No quiero oírlo.
No quiero.

You put a grenade in your mouth and pulled the pin out in the hope that I get hurt by the blast.

Y sí, para hacerte feliz. Yo también me quiero ir.
Ojalá pueda. Créeme.

I'm half in your world, so you drag me down with your ship.

Deja de cambiar así, deja de hundir tus barcos. Tienes que hundir toda tu flota antes de llegar al que estoy gobernando yo. No sé cómo aprendí a nadar, teniendo en cuenta que cuando estoy en el agua sueltas a los tiburones. Pero sé, y nadaré hasta mi propia isla.

I offered to drop, even begged you to stop, for your own worthless sake, and I meant what I said.
[...]
You sacrified your name and all thath you've work for, just to feed your scorn.
Así que para. Por favor.
Vete con ella. Vete con ella, y no sigas hablando.
No te oigo.

No, you can't gag me and I'm not afraid
All bets now raise to meet my stakes
Hold tight and breathe, no, you're not safe [...]

We're not playthings, and time won't erase this,
You can't redact it, I'll keep my faith
Your guilty past will keep biting at your heels
No time to sit still, keep running away.

Ya no me quedan ganas, ni paciencia, ni avisos.
Sólo quedo yo. Se puede ver a través de mí. Eso has conseguido. Ver que no queda nada para ti en mi interior.
Déjame irme.
No volvamos a hablar del tema.

jueves, 15 de septiembre de 2016

Rex

No era un policia diferente.
Tenía los ojos de caramelo derretido. Una raya de pelo blanco por el pecho.
Negro como el carbón.
Últimamente, la cara empezaba a ser blanca.
Pocas veces ladraba o gruñía.
Le encantaba que le bañaran. Perseguir conejos. Que le acariciaran la mejilla.
Se quedaba quieto cuando había que curarle, aunque significase pincharle dos veces al día durante dos semanas. Las pastillas dulces había que escondérselas entre magdalenas.
Se dejaba poner gorras y sombreros, y hay fotos preciosas de él. Era inseparable del plumero con uñas que tenía de compañero.
Le encantaba recostarse contra la gente para que le rascasen la espalda. O sólo notar la mano en el lomo. El contacto.
Le volvía loco la paella.
Nos quería con locura.
Le queríamos -le queremos- con la misma locura.
Han sido trece años ya.
Trece años.
Siete con leishmaniosis. Tres de andar con calcetines. Se subía encima de la mesa de la terraza a contemplar el paisaje. Tenía un látigo por cola, que se convertía en borrón cuando nos veía bajar del coche. Se llevaba bien con los gatos. Le daban miedo las tormentas con truenos. Le gustaba dormir bajo la ventana de mi abuelo, o si escuchaba ruido en mi habitación, de la mía. Nunca tuvo garrapatas ni pulgas. Se dejaba caer frente a la puerta antes de adoptar la pose de una esfinge. Pesaba tanto como yo.
Sólo sabía mirar con lealtad profunda.
Y era muy mayor.
Mucho.

Y mi primer perro.
Y mi primer amor. No era posible no enamorarse de esos ojos de caramelo.
Y ahora, los echaré de menos.
Pero aquí estamos, Rex.
Aquí estamos y tú no estás con nosotros.
Sólo el recuerdo de tus ojazos y tu amor profundo.
Duerme. Duerme, descansa mucho; allá donde estés.
Nosotros te seguiremos queriendo.

miércoles, 14 de septiembre de 2016

El cuervo y el águila

Los ojos amarillos le miraron, tan tristes como alegre era la sonrisa. Frunció el ceño. No le caía bien la gente que sonreía. Aún le caían peor los que no sonreían con los ojos.
-¿De qué te ríes? ¿Quieres un guantazo?
El rubio lo miró un segundo, sorprendido. Un segundo en el que sus ojos dorados parecieron recuperar el brillo; y luego soltó una carcajada.
-¡Eres divertido, hombre! - Le palmeó el hombro, la mirada a medias divertida. Torció el gesto y se alejó, intentando dejarle atrás. No pasó mucho tiempo hasta que, con grandes zancadas, el otro se puso a su altura, obligándole a detenerse. Cerró el puño, preparándose para atizarle. Nunca llegó a hacerlo. -¿Quieres una cerveza? Hace semanas que no encuentro a nadie. Echo de menos la conversación.
-Piérdete.
-Eso hice.
-¿Qué?
-Que me perdí. Hace un par de días. Este bosque es horrible, todos los árboles parecen el mismo y no se puede ver el cielo. ¿Bebes conmigo, o no?
No pudo evitarlo. Lo notó crecer a través de cada músculo, un torrente de energía, un cosquilleo que le hizo explotar en risas. Los ojos se le llenaron de lágrimas, y entre ellas pudo ver que los ojos tristes del otro se alegraban un poco. Cuando el ataque de risa cesó, el rubio le ofreció la mano. No quiso pararse a pensar en que era la primera vez en dos años que reía, que no se sentía movido por la furia fría. Se la estrechó.
-Me llaman Charrán.
-Nombres más raros se han visto. Yo soy Aquila.
Sonrió ante la coincidencia. Aquila sonrió de nuevo, con su permanente sonrisa de niño.
-Bueno, ¿dónde está esa cerveza?


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-¿Te importa dejar de mirar por esa ventana y prestar atención por una vez?
En silencio, se volvió, clavando la mirada en la el hombre vestido de negro que le había hablado.
-Señor.
El hombre sonrió amablemente, haciendo un gesto con la mano para restar importancia al hecho de que llevaba rato hablando con las paredes. Aun así, se separó de la ventana para acercarse a él, con el rostro inexpresivo.
-¿No te ha vuelto a doler la marca, cierto?
Se encogió de hombros, mirándole. Achan se encontró mirando directamente a unos ojos que parecían muertos. A pesar de ser la mano derecha del Emperador y gran señor de la guerra, Achan D'Cruze siempre sentía un escalofrío al ver el ojo derecho, oscuro como el chocolate, y el izquierdo gris, rodeado de la marca de la desgracia. No le gustaba mirar fijamente a Kieran. El hombre marcado se encogió de hombros.
-No.
Achan suspiró. Iba a ser una de esas conversaciones. Su hombre (no, su ave de presa) solía tener días así. Días en los que no era nada más que una carcasa que seguía órdenes. Él necesitaba el cerebro que se escondía en algún lugar de aquel hombre. Era su mejor siervo.
-Necesito que vayas hasta Montegris. La Emperatriz se encuentra allí, de nuevo molesta con el Emperador, que ha ido a recuperarla.
Ningún músculo se movió en el rostro de Kieran. Achan se acercó a él, nuevamente la sonrisa amable dulcificando su rostro serio. Le puso la mano en el hombro, un fuerte apretón. Algo parecido a una chispa de vida bailó en la mirada del hombre rubio, iluminando sus ojos dispares.
-No estaría de más que mientras estés allí, vigiles que nada le suceda a nuestros queridos gobernantes.
-Por supuesto, señor.
-Especialmente a la Emperatriz. -Hizo una pausa, los ojos negros estudiando el rostro de su hombre para comprobar que tenía su máxima atención.- No queremos que la futura viuda sufra daño alguno.
Lentamente, Kieran parpadeó y asintió con la cabeza. D'Cruze amplió su sonrisa.
-Anímate. Quizá incluso te encuentres con esa pareja tan extraña. ¿No sería divertido quitarlos de en medio?
Se rió ante la perspectiva, dejando a Kieran sólo, mirando nuevamente por la ventana. Pensando en su último encuentro con Aquila y Charrán. "No podrás detenernos siempre. Deberías pensar por ti mismo si está bien lo que haces, matar porque te lo ordenan. Porque no te atreves a decir basta." Maldijo entre dientes, los puños cerrados con fuerza. No era momento de dejarse confundir. Tenía un emperador que asesinar.

viernes, 9 de septiembre de 2016

Wicked smile


We are brave to the heart
blood and fire we part
and forever we pray for we are
Blessed and possessed

Hace cuatro años, creo que dije una de las mayores verdades que diré en mi vida.
Se recuerdan mejor los nombres de las personas que sonríen.
Me reafirmo.


Curiosidad. D'Averc aparece con una sonrisa torcida hablando con sus hombres.
Filtiarn y Ethelwolf comparten una sonrisa canalla. Charrán sólo sonríe tres veces desde que abandona la tribu de los Cormoranes hasta que encuentra a Aquila, que vive con una sonrisa bailando en el rostro pero tiene los ojos más tristes del mundo. Achan tiene una sonrisa amable y educada que regala como si fuesen caricias; pero la de Kieran la han visto pocos. Falco la tiene oscura, partida por una cicatriz, pero muy sincera. Y el Albatros, o como Aquila le llama, Errante, sonríe a medias cuando se despide de la gente y ofrece una sonrisa completa, de oreja a oreja, sólo una vez en toda su vida.
Creo que tengo un crush muy grande con las sonrisas.

martes, 6 de septiembre de 2016

Que les den

Que les den a todos mucho.
Que les den.
Que. Les. Den. Mucho.

Yo estaba tranquila, muy tranquila y relajada. Muy calmada y muy a gusto.
Y llevo una hora rabiando. Mucho.
O me lo solucionan o van a llover trocitos de personas.
Empezando por la que se va a armar en mi casa. Después de que mañana por la mañana yo mate a alguien como no me den una solución.

Que les den mucho, muchísimo, y que les duela más de lo que se puede imaginar o desear, que se lo están ganando con creces.
Bienvenidos a mi universidad.
Que les den.

Sanctified by


Hail the storm, the altar is divided... (tonight!)
The bible torn it cannot be decided now.

Agnus totus
Deus diabolu
Cantus nocturnus
Infernum aeternus
Hallelujah


Y ya está. Shinedown, os han desbancado. Seguís siendo de los grandes. Pero os han desbancado.
Lo que hace un concierto.
Lo que hace pararse a escuchar todo.

Ehre sei gott, we explode.
Die, die. Dynamite.

viernes, 2 de septiembre de 2016

Stelle nere

Lead us into war, leave the real world behind.
Give in to scorn,
burn, run and hide.

Qué magnífica terrible canción para dormir.
Nuevamente, multumesc. Por ese grupo.
Porque no puedo dejar de cantarla. Porque dicen demasiado de todo sin que nadie hubiese pensado en cómo decirlo.

You sacrified your name
and all that you've worked for
just to feed your scorn.