Y que sea un día en el que apetece no despertar.
A veces me me recorren la cabeza frases demasiado cínicas, de un sarcasmo que duele.
Las apunto en mi libro de principios, de filosofía de vida.
Luego las miro, y reconozco otra faceta de mí en ellas.
La de luchadora que odia saltar al ruedo y pelear contra los leones.
Pero lo hago, y la mayor parte de las veces gano. Y entonces me pregunto:
¿A qué precio?
No puede ser que me levante dos veces en un día.
Lo que no puede ser, es que te levantes las dos veces con el pie izquierdo, niña.
¿Dónde está mi cupo de tickets para dormir?
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