O al revés; que me muera con Santiago o que Dávila me suba a la Cessna.
Yo pensaba que esta historia ya no me hacía llorar.
Maldita sea.
Milady nunca fue tan ella misma como lo es al encarnarse en la Reina del Sur.
"Sonó el teléfono y supo que la iban a matar"
Y en ese primer párrafo, Camelia la Texana suena, los Tigres diciendo que la traición y el contrabando son cosas incompartidas; y Teresa sabe que han bajado al Güero; y yo lloro mucho, porque sólo en esa primera página, yo ya estoy -y estaba- muy enamorada del amor de la Mejicana.
Y así, claro, no hay quien alguna vez deje de emocionarse al leer su historia.
El final cerrado más abierto de mi biblioteca.
Tanto como odio a Tánger -Coy, siempre serás mi mejor marinero triste-, quiero a la Mejicana.
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