Y el trapecio me regala calderilla
para verme de rodillas, pero no le rezaré;
de las mechas que ha prendido en la penumbra
soy la que menos alumbra, y es que nunca quise ver.
-
Si las cuerdas del trapecio las corté
fue para subir y atarlas y ver a la luna otra vez,
y volverlas a cortar una y mil veces [...]
Mañana vamos a ver telas.
Como a un gato, nos gusta tocar y restregarnos contra ellas; lucirlas. Mira, eh, mira, la tela que tengo. Mira qué bonita es. Es mía. No la toques.
A ver si compramos un damasco ligero y me hago un vestido de lucirse, de vestir bien. Nada de comprar el vestido para la boda, no. A hacer uno con tela de fallera.
Que nos corren pólvora y fuego en las venas a ritmo del Fallero y el Himne Regional.
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