Scagli la pietra chi è senza peccato.
Scagliala tu perchè ho tutto sbagliato!
Bajo la luna de Valencia, jamás mejor dicho. Aunque sea de día.
Mis niños han sacado las dos mejores notas de la provincia en su examen. Puedo colgar el cartel de "orgullo crudo y duro" de mi cuello, digo yo. ¡Qué ilusión! Cuando se acercaron, sabiendo que me iba unos días, a despedirse de mí en la estación de buses. Y esa sonrisa de oreja a oreja que llevaban los dos.
La mejor noticia que usaron para despedirse fue decirme sus notas. Y ese "Grazie mille, grazie, grazie, ¡grazie!" acompañado de abrazos y una coca-cola bien fría. Y un montón de música y películas en un USB. Esos son mis niños. Gio y Carlo.
Míos.
Bajo la luna de Valencia, repasando el triunfo. Contando los días para volverme allí. Para buscar algún motivo más -¿De verdad es necesario que siga buscando más?- para convencer a mis padres de no volver.
Pero como dice Negramaro.
Scagli la pietra chi è senza peccato.
Lánzala tú, porque yo lo tengo todo equivocado.
País, frontera, estudio.
Pero lo voy a enderezar.
¡Lo voy a enderezar porque no hay quien sea más fuerte que yo, cuando me miro al espejo!
-D'Averc se lleva la mano al rostro, pero yo sé que sonríe.
El General de la Orden del Oso no puede no estar de acuerdo en esto. No, porque sabe que él haría lo mismo.
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