viernes, 3 de mayo de 2013

Cheketecheke te-ché

"-¿Por qué sólo llevas un pendiente?
-¿Uno? ¡Si tengo siete!"

Pasar el hielo delante del camarero, y aprovechar para conocer gente. Franceses que se avergüenzan de no conocerte cuando llegas y les dices "te toka a teh" porque se te congela la boca del cubito. Liar cigarros para ligar con italianos, calentarles el morro y que llegue tu presidente cuando se lo creen. "Eeeeh, ande vas, Charlton Heston. Que esta se va a casar conmigo en Rio." Un albanés pizzero que habla con acento de almería que como animal favorito tiene a las ovejas; y un italiano español que tiene acento de Sudamérica.

¡Totta, Totta! ¡Canta conmigo La Flaca, Totta! Y cogemos todas las sillas, las ponemos en la puerta del local, Salvo coge la guitarra, y nos ponemos todos a cantar. Con dos panderetas y todo, que el pobre hombre nos regaló hasta la botella de vino. Y los dos del balcón y la calle, Romeo y Julieto. "Ah, pero si son amigos míos". Pues son unas locazaaaas. Y con BSO.
Y antes de eso, pizza como cerdos y pobres en mitad de Pomposa, en un tablado. Coño un banco libre... ¡invasión! Maldivi que es militar y yo no tenía ni idea. Pues vaya.

Y al final, amiga de los camareros del Sax.
De Giaccomo, que es muy majo y no te mira las tetas, pero te sonríe y te guarda el bolso detrás de la barra y te deja entrar, como Pedro por su casa, a la hora que sea para que lo recojas.
Y del otro, el que parece gaaaay-loca medio hombre y viceversa, pero resulta que sólo se pasa de cool-elegante, como casi todos aquí, y es muy majo. Y que sí te mira las tetas y dice que no ha visto el juego del hielo, que la próxima vez participa él también. Y que aunque estaban cerrando, nos ha puesto un chupito de regalo.

Y así se resume mi noche.
De Nápoles la semana pasada, y de Reggio el martes, mejor hablemos en otro momento...

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