Con esto de estar enfermita (lesionada, más bien), tengo privilegios.
Chocolate a la taza, tostadas de mantequilla para mí.
Nada de dibujar en una semana, nada de escribir a mano en una semana, nada de teclear en el portátil en una semana. Usa el teclado usb, usa una grabadora, un copista, un "negro" como Dumas, pero no fuerces la articulación.
Muchos antiinflamatorios, mucho reposo, una muñequera. Y como coincide con el constipado de todos los años por estas fechas, con lo poco que me gusta la navidad; yo feliz.
Cama, chocolate, perder el tiempo a lo profesional. Que no se diga.
No haré nada este año.
No me da la gana. Le preguntaré a mi iaio qué hará él. Si dice que sube al monte, seré demasiado feliz; desapareceré hasta el día de antes de volver a clases. Yuju, primer día de la temporada de exámenes. Qué. Genial. Ya. Claro.
Puta. Pene.
Sin esas dos la lista de palabras parecía vacía.
Procrastinación de una semana, recomendación del médico.
Del competente, del de mi ciudad, porque el de tierra de nada, desde luego, tiene una hostia pintada en la cara.
¡Y me pierdo las responsabilidades de este finde, de atender familia! ¡Bien! ¡Me pierdo la visita de la parte cargante de la familia! me han llamado los primos bien, que el lunes por la mañana estarán en Castellón, como yo. BIBAH.
-Tengo un mal vicio, ¿sabes? Soy del tipo de las que no mueren, aunque las maten. Soy demasiado terca.
-¿Acaso te decía eso de pequeña tu mamá?
-Sí, justo antes de envenenar a la tuya."
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