viernes, 6 de diciembre de 2013

Botas militares

Si scrive schiavitù si legge libertà

Sucede poco.
Fotos de una orla, cuatro, cinco años de juntarme con las mismas caras, con personalidades más o menos establecidas. Me llevo a varios de ellos, pocos teniendo en cuenta que somos noventa. Los míos son cuatro, cinco a lo sumo. Pero son grandes.
Sobretodo mi Rafa, mi coinquilino, mi delegado que ya no lo es. Yo soy su "mi vida" y él mi "amorcín" desde aquel año que vivimos juntos, compartíamos horarios y también fuimos pareja de prácticas. Las opciones eran odiarse por verse 24/7 o amarse. Y nos queremos con locura. Rafa es el mejor compañero de clase que podía pedir.

Hace mil que no veo gente que me apetece ver, eones que añoro un país extranjero y tengo poco dinero y poco tiempo para volver allí.
Para volver a soñar y crecer y vivir allí.
Pero me hablan todos los días, me hacen millares de promesas que sé que se cumplirán con el tiempo. Por lo pronto, tengo dos visitas confirmadas, quién sabe si aumentarán; porque hay otras dos cociéndose a fuego lento. Un baño maría de italianos que dora el bizcocho de un horno imaginario.

Me he reenganchado a Hora de Aventuras.
Marceline es yo. Yo soy Marceline.
Y he redescubierto a mis cantantes y grupos italianos.
Vuelvo a ser feliz en mis ataques de insomnio.

Fin del reporte, sigo esperando a Skinner Sweet.
Menos mal que tengo "Colder" esperándome.
Qué lápices, señores, señoras. Qué lápices.


(También tengo unas botas nuevas, del rollo. Primark Time, podemos afirmar)

No hay comentarios:

Publicar un comentario