lunes, 31 de diciembre de 2012

Regaliz y vodka para los irbis trabajadores

¡Duff beer ha llegado!

"Cuando eres tú la que te quejas, yo te hago caso al instante, tonta. Y la próxima vez, espero verte llorar, que eres demasiado fuerte y quiero verte tras la coraza. Va, que tenemos todo el año. Si necesitas ayuda, quejarte, gritar, insultar o matar a alguien... estoy aquí. Igual que tú estás cada vez que yo lo necesito. Eh, va. Que no voy a fallarte. Quéjate lo que te dé la gana, que te lo mereces por todo lo que llevas callando. Y ahora, tonta, hablemos de tonterías y riamos hasta las tantas"

Quejarme y que inmediatamente aparezca una mano para ayudar.
Sin pedir ayuda. Sin quererla.

--Acepta la ayuda cuando llega sin pedirla, es la única ayuda sincera. Y, además, si la rechazas quizá luego no te ayuden más--
Pequeñas filosofías de mi abuelo, que funcionan, y mucho.

Gracias por ello.
En realidad, gracias por no haber dado tiempo siquiera a que pasaran 5 minutos de mi queja y estar tocando a mi puerta, por empezar con una sonrisa y acabar con una carcajada.
Necesitaba quejarme un poco, descargar tensión. Y ya me siento mejor.



Hablando de cosas que -citando a mi dragona- tienen que ver, y otras leyendas urbanas... ¡Inventamos un cóctel via skype! Me siento extraña, nunca me habría imaginado haciéndolo. Pero es divertido y a la vez me siento responsable... ¡es mi pequeña criatura! ¡Voy a ser madre de un cóctel y un chupito! Seamos originales, ¿por qué no poner una base de vodka y usar regaliz como pajita? Es un buen comienzo, ¿quién va a pensar como nosotros?



Y ahora, dormir va a ser más sencillo. Sin tensión, sin problemas acuciantes. Con calma, y mucho más relajada. Y mañana a casa de mi dama, a cenar con ella.
¡Wiiiiiiii!
Si no fuera porque el rugido de los irbis es muy bajo, aunque grave, casi inexistente, mi rugido derrumbaría muros de piedra de dos palmos de grosor por la emoción.

No hay comentarios:

Publicar un comentario