Me dan vida las pequeñas joyas que suceden cuando el Comandante Vimes hace su aparición en un texto.
Incluso con el Patricio. Y mira que Vetinari es mucho Vetinari. Pero claro, Vimes está para hacer política, porque no sabe ser político.
"Vetinari tamborileó con los dedos en la mesa.
-¿Qué haría si le plantease una pregunta directa, Vimes?
-Le contaría una mentira descarada, señor.
-Entonces, me abstendré. - dijo Vetinari, con una leve sonrisa.
-Gracias, señor. Yo también."
O, sin salirnos del mismo libro...
Por los dioses, es cierto que era muchísimo mejor cuando éramos sólo cuatro contra aquel maldito dragón enorme, pensó Vimes mientras arrancaban de nuevo a caminar. Claro que casi nos abrasamos vivos unas cuantas veces, pero al menos no era... complicado. Era un maldito dragón enorme. Se lo venía venir. No se te ponía político.
A ver quién tiene narices a arrestar a un dragón enorme por aterrorizar a una ciudad; o al Patricio (elegido por el sistema de "un hombre, un voto", donde el hombre era el Patricio y el voto, el suyo) por traición. O a atajar una guerra entre naciones arrestando a dos altos mandos, a falta de uno. Sam Vimes es un hombre con arrestos. Sam Vimes mató a un hombre lobos con sus manos desnudas y lleva la ley adondequiera que vaya, como un fanal...
Sí, entre Vimes y Yaya Ceravieja me dan la vida. Y Vetinari, Y Angua y Zanahoria.
Y la Muerte con su caballo Binky.
Todo esto, porque mientras desempolvo fotos del erasmus, recuerdo haberme leído treinta y seis libros de los cuarenta que hay del Mundodisco allí. Y tengo ganas de volver. A leérmelos todos. Y de estar allí. Un día volveré. Italia me llama.
Aunque necesite los cuatro días de fallas cada año, las calles empedradas de Italia, repleta de arte hasta el punto de hacerte enfermar, me llaman. Y pienso ir a ellas un día, y posiblemente quedarme mucho tiempo recorriendo cada recoveco de cada vía.
Perche non si può vivere senza dosi quando sei un drogato.
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