miércoles, 2 de octubre de 2013

Un Cuervo entre mis manos

 Tengo un flamante llavero nuevo de EL CUERVO.

                                                         ¡Es un amor!



EL CUERVO.
THE CROW.
THE FUCKING MASTER CROW.

Eric Draven es amor. Amor amor, de Cacharel.

"There is a man playing a violin, and the strings are the nerves in his own arm"

"James escribió una carta de amor llamada El Cuervo. La carta de amor más hermosa que jamás haya leído". John Bergin.
Coincido.

Un cómic en el que el dibujo son palabras, las palabras dibujos, el contexto un mensaje, el mensaje un contexto, las metáforas vuelan, los recuerdos se agolpan, las sensaciones explotan hasta adormecerse por la intensidad. James O'Barr hizo la más bella obra de expiación y amor que se puede nadie imaginar, aunque haya llegado a la fama por una muerte -Siempre te recordaremos, grandísimo Brandon Lee- y una película underground que, para qué negarlo, para su momento fue espectacular.
Personalmente, digamos que no es muy importante para mí, sólo mi película favorita, esa de la que jamás me podré cansar y la que nunca quiero ver porque me emociono demasiado.
Personalmente, digamos que el cómic de O'Barr hace que me palpite el corazón de manera desbocada, que me olvide de si tengo hambre, si es de día, si es de noche o si fuera hay un holocausto nuclear/zombi.

Son demasiados años a cuestas con la maldición de El Cuervo sobre los hombros, grabada en la retina.
Un año -ojalá consiga que sea este- conseguiré The crow ultimate edition; y cuidaré ese libro más que a mi propia piel.
Un dibujo que no es retocado en ningún momento, tramas hechas a mano, rótulos a mano alzada, textos hechos sin ordenador; negros pintados con paciencia. Cada detalle está presente, si el ojo lo quiere ver. Y yo los veo a cada mota de tinta. En cada una.

En la película, la banda sonora es mágica, es excelente, notoria.
Y los diálogos tienen pequeñas joyas encerradas, y otras no tan pequeñas; giros dentro de los giros que si no conoces la historia fuera de la historia, la del propio James O'Barr, no puedes entender, no se ven, no se aprecian.
Es una oda de amor, una obra digna de la torre de Babel; un monumento al perdón trabajado hasta conseguir la propia expiación. Un mar de lágrimas que se volvieron tinta para dibujar y narrar la más bella historia de amor oculta dentro de una historia que puede parecer normal, lo que le da más color dentro de ese negro predominante que lo oculta a quienes no lo conocen, a quienes no están dentro. A los que no son parte de El Cuervo.


"It can't rain all the time" .
No llueve eternamente.








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