"¡Pero es que están locos! ¡Locos, poseídos por el ansia de gritar, de reñir por el mínimo motivo!"
D'Averc tiene expresión incrédula mientras expresa en voz alta mis propios pensamientos.
Así es, Sir Huillam.
La casa de una esfinge siempre tiene algún inconveniente.
Aunque sea de nuestro agrado, aunque se le tenga cariño.
Hay veces que parecen superarte, hay veces en que casi te asfixian.
Cosas de la vida. Te acostumbras a pelear sin pelear.
A vencer sin sacar las garras.
A demostrar que hay algo más en tu cabeza, que tienes demasiado espíritu.
Y eso es así, Sir Huillam. Pero tú ya lo sabías.
Por eso sigues poniendo los ojos en blanco, resignado.
Y por eso haces caso omiso, aunque te apetezca empezar una guerra.
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