jueves, 7 de diciembre de 2017

El Arte de la Guerra y cosas así

- Mira que bien, D'Averc, hoy soy gilipollas pero a otro nivel.
- ¿Te das cuenta que cuando mas informal me tratas es cuando te enfadas? Incluso me pierdes el respeto.
- Pero gilipollas integral. Un día a buenas y me pienso que genial todo, que guay. Que sin gritos por el monotema. Que encima, ya estaba hablado. Soy imbécil.
- Lo digo porque me choca bastante.
- Estoy teniendo una crisis, D'Averc. Deja tu histrionismo y hazme caso, coño, que necesito ayuda.
- No le grites de vuelta.
- No quiero hacerlo. Intento mantener la calma todo lo posible, pero prefiero no llorar por aguantar. Ya no. No me da la gana.
- A ojos de los demás, ella se equivocar-
- No quiero ser la víctima en mi casa, D'Averc. Soy gilipollas, pero tengo mi ogullo. Y no me lo van a chafar más.
- ¿Y eso quiere decir...?
- Quiere decir, que hasta que consiga un trabajo fuera de esta ciudad, lejos de esta casa; o apruebe las oposiciones que me lleven lejos... Lo que primero venga...
- ¿Sí?
- Que tengo un plan. Sólo un frente abierto por batalla, D'Averc, amigo mío. Basta de tener quince a la vez.
- Ya estás leyendo libros raros. El Arte de la Guerra y cosas así.
- Puede. En realidad, lo que he hecho es cansarme de ser pisoteada. No quiero volver a llamarme gilipollas por este tema.
- Esa es mi niña.
- ¿D'Averc?
- ¿Mmm?
- Tú también eres un capullo.
- Yo también te quiero.

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