domingo, 26 de febrero de 2017

Niño, ponte una rebequita o algo

Pues mira, a lo tonto ayer me lo pasé bien.
A lo tonto, a lo tonto, ayer me resarcí de muchas cosas que el destino me debía.
Incluso me llevé un par de conversaciones interesantes, una buena cena, recetas de plátanos, y tonterías varias sobre Zelda.
Me llevé también un fin de semana de chicas en el que quedar Carolina (que es un amor de muchacha, y qué genial que Vicente sea tan feliz con ella pase lo que pase, porque ay, se complementan perfectamente y se merecen y se todo y eso es bien) y Silvia, que es proyecto de entrar a la familia. Y eso es muy bien también.
Me llevé una demostración de los varios usos que puede tener un gimnasio que no tienen que ver con el practicar deporte; así como una discusión sobre si Zelda con trucos o Zelda sin trucos; la promesa de Kickboxer (el momento charla sobre Van Damme más absurdo y serio de la historia del mundo); y la promesa de un concierto de gaita escocesa y tin whistle (la flauta irlandesa) porque el mundo es un pañuelo Dios los cría y ellos se juntan. Concretamente, el primo y la rubia.

Y como en casa las cosas han quedado muy establecidas (Corbatón ha dejado dicho que no va a permitir verme hundida de nuevo ni que se me pisotee porque sí, lo que, ojo, es de agradecer aunque ya me basto yo sola, que no voy a dejarme hundir de nuevo. Jamás. Estoy aprendiendo a quererme de nuevo y no me arrebata esto nadie.), pues todavía ha sido mejor el asunto.
Un domingo de dormir, de reflexión y de paz.

Además, parece que el efecto placebo del tatuaje funciona. Digo efecto placebo porque yo sé que es falso. Pero también creo que el significado es bonito y podría ayudar, aunque yo sea una incrédula. Sí, es una paradoja estúpida, una conversación de besugos. Pero no tengo pesadillas; y estoy durmiendo bastante bien últimamente. Y no me cuesta coger el sueño tanto como antes. 

Y hoy he vuelto acoger El Bastón Rúnico. Ay, D'Averc. Qué majo eres.
Cómo puedo llorar tanto contigo. Cómo puedes ser tan humano, si eres líneas sobre un papel.
Maldito francés. Te quiero. Ojalá Flana, en algún universo.
Ay, Sir Huilliam. Cómo te quiero.

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