viernes, 18 de mayo de 2012

Extremo, o la sociedad del asco.

Sin Dios ni amo...


He vuelto a cortar una conversación, ¡hacía tanto tiempo que no lo hacía! Me molesta mucho que tengas ganas de ver a alguien con quien hace tres meses que no te ves... Y aparezca acompañada, así sin avisar. Que diga "Hola, Kael, éste es (introduzca nombre aleatorio para el tonto de turno), mi pareja. ¿Y tú qué, no te echas novio?".
Vamos a ver.
¿Qué necesidad tengo yo de tener uno, alma de cántaro? Una cosa es que mis amigos más cercanos, mi familia me diga "nena, que tienes veinte años, vete de fiesta y conoce a alguien, conócelo día a día, prendaos el uno del otro y haznos felices, y serlo vosotros más"; otra, que venga la gente porque sí a restregarte que estás sola, como si debiera molestarme.
Pero si yo estoy sola porque me da la gana.
Creo que, lo que más me va a gustar de este día es eso, el fin de la conversación.
Porque que a las once de la mañana, sonrías ante un vaso de café y digas "Soy feliz, yo soy quien elige si estar sola o no, que no necesito a nadie a mi lado para seguir adelante", beber de un trago la infusión hirviendo y seguir con "Bueno, me marcho. Espero veros juntos digamos... ¿tras otros dos meses? Ciao!"... No tiene precio.
Más, sabiendo que ODIO que me hagan eso. Es como el gay del tercero, que me arrinconó en el ascensor a comienzo de curso y me dijo "Oye, yo te entiendo. ¿A ti también te cuesta?". A ver, a ver. Puñetera sociedad que nos empuja a tener que emparejarnos para ser aceptados. "No, es que para estar a malas con un tío, pues como que prefiero estar sola. ¿A ti no te pasa, que la mayoría de vosotros no valéis la pena?". Al menos, desde entonces, el chaval y yo nos llevamos de puta madre.
Y le aclaré mis preferencias sexuales, que también, vaya tela. Por no ser una guarra o tener pareja, automáticamente "tienes que ser invertida/o; anormal, homosexual, algo raro". Que no es malo, pero joder, ya son prejuicios. Prejuicios graves, porque significa que, aunque no tengan motivo alguno, te mirarán raro, te señalarán con el dedo, murmurarán a tus espaldas, serás el nuevo bicho de feria. La gente todavía no entiende que haya personas que amen a las de su mismo sexo, y personas que no necesitan atarse a nadie porque son bastante fuertes por sí solas.
Cuando digo que la sociedad me hace más daño al hígado que el alcohol, la gente no se lo cree.
Pero son cosas como esta, que ocurren todos los malditos días, las que me enferman. Las que me envenenan la rutina cotidiana, las que hacen que quiera alejarme de todo durante un tiempo.
Porque de verdad, de verdad me repatea.
Cuando tenga pareja, joder, no iré a presentarla por mi cara bonita a todo el mundo. Que es de mal gusto. Y de mala educación.
Y diablos, porque no me da la gana que todo cristo tenga que saber mi vida, que tampoco tiene que importarle a nadie, digo yo. Qué asco de sociedad catalogadora y entrometida.


Ya me deben de quedar dos neuronas nada más, las desato y son como el perro y el gato. No necesito descansar, llevo tiempo sin parar, voy buscando el sol detrás de las esquinas.


A ver si ignorándolos un poco se dan cuenta que si vuelo sola es porque mis alas me sobran.
No creo que sea tan difícil de entender.
Joder, joder, joder.
Puñetera sociedad con sus micromachismos, sus prejuicios y su gente idiota.


Como un auténtico gato callejero.
Me basto y me sobro sin compromiso alguno.


A escuchar Banda Bassotti y relajar la tensión.
O me da un jamacuco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario