Hoy la esfinge ha bajado del pedestal, a pasear por el suelo.
Hoy, ya no hay fiebre, ya no hay toses.
Hay Sidhes alrededor de la piedra que conforma al felino; hay un poquito de sol.
Hoy, la sonrisa sale sola, aunque sea por tonterías sin sentido.
Hoy las cosas empiezan de nuevo a ser rutina. Mecánica tranquila, repeticiones variadas y consecuentes.
Todo vuelve a ser normal, aunque eso apague la alegría de estar con la otra parte de la familia.
Esa nuestra, de risas, rugidos y maullidos.
Hoy, mi iPod está en pausa, y he aparcado los libros para salir a la calle.
Con la música en la cabeza.
Con la cabeza en las nubes.
Hoy el edén no está tan alto. Ni el infierno tan profundo.
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