Pringarse de arroz con leche.
Leche condensada.
Llegar un domingo a casa a las muchas de la mañana, que el cielo clareaba y nosotros todavía en el McDonalds... Hacía un año que no entraba. Pero a las 6 de la mañana, como que la comida barata se agradece.
Nuevos amigos de chupitos y de risas.
Presentación de la falla, visita incluida con foto atípica pero señorial. Reprimenda de una Dama por hablar con ella por el móvil mientras se posa para la pleitesía (y encima, posaba yo, no ella. ¡Ella sólo observaba!)
Peticiones draconianas y un aprobado vía sms...
Entre unas y otras cosas, aún me pregunto -antes de darme un coscorrón en la cabeza de piedra para volver al chip optimiXta/realista- ¿dónde está la trampa? Como buena esfinge que con el paso del tiempo, lluvia, sol y viento, se erosiona y ve nacer y caer imperios, llevo dentro de mí una especie de "yo interno" que siempre presagia tragedia. Por cuestiones de práctica.
He ahí el título de hoy, descarnadamente cierto. Y es que...
Estoy más Pérez-Reverte que nunca. Prosa malhumorada y cínica, de buen rollo porque el malo se la pela. Me la pela, más bien; ni políticamente correcta ni demás gilipolleces. Verdades de frente, como catedrales de grandes.
Pero en serio, estoy recelosa, el instinto felino me dice que son demasiadas cosas buenas -o al menos, que yo he disfrutado como cachorro jugando a enredarse con un ovillo de lana, o a perseguir; como hacía un gato que tuve; los cartones del papel higiénico- y que algo malo se avecina. Qué se yo, quizá que, con el ansia nueva que hay de cerrar medios de libre expresión y adquisición de cultura (porque no nos engañemos... pelear en una videoteca con 20 personas por el único DVD es imposible), me cierren la biblioteca más cercana. O una libreria, por considerar que allí van los usuarios premium.
Tonterías a parte... algo malo debe acecharme. Quizá se me erosionen un poco las rocas que me conforman, quizá las garras que siempre llevo afiladas. Por si acaso, procuro disfrutar todo lo que me viene por ahora, porque es bueno, muy bueno.
Dóchas agus úr gaoithe, teacht chun dom lámha a shealbhú.
Esperanza y viento fresco, vienen para mí cogidos de la mano.
Y pronto, volver a juntarse todos, como otra brisa refrescante... ¡Otra cosa buena más!
No hay comentarios:
Publicar un comentario