Ayer, para bajarme la emoción al punto de realidad, tuve una fuerte con mi mejor amigo. Pero de enfadarnos entre nosotros, con nosotros y por nosotros.
Nos disculpamos y explicamos y pedimos perdón y perdonamos como a los tres segundos, pero la mala leche, el daño y la melancolía estaban ahí.
Y ahora, nos acabamos de mandar el mismo mensaje a la vez, y nos hemos llamado para comprobar que, efectivamente, ayer no ha pasado. Fue el momento y ahora volvemos a ser nosotros.
Y no sabe nadie el alivio y la alegría que eso nos ha supuesto a ambos.
Nos disculpamos y explicamos y pedimos perdón y perdonamos como a los tres segundos, pero la mala leche, el daño y la melancolía estaban ahí.
Y ahora, nos acabamos de mandar el mismo mensaje a la vez, y nos hemos llamado para comprobar que, efectivamente, ayer no ha pasado. Fue el momento y ahora volvemos a ser nosotros.
Y no sabe nadie el alivio y la alegría que eso nos ha supuesto a ambos.
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