martes, 21 de noviembre de 2017

Adios, no hasta luego.

Cada día está más confirmado:

En cuanto pueda, me largo. Por trabajo, por lo que sea. Si paso las oposiciones y puedo elegir destino; uno que quede lejos de aquí.

Estoy harta de no tener derecho a enfadarme, a defenderme, a no tener apoyo, a tener que callarme, a tener que aceptar que otros saben mejor que yo qué pienso, siento y hago. Estoy harta de estar recluida aquí; y de discutir. De que ya no duela. De que "siempre estás creando escenas, eres una reina del drama, no es para tanto, no sé por qué tienes que crear problemas, por qué no te esfuerzas lo suficiente, por qué tienes que decepcionarme así". De encerrarme en mi cuarto para escapar y tener que escuchar que encima se despotrica contra mí por lo mala persona que soy, por lo poco que valoro nada, por lo poco que me integro con ellos, por lo poco que sonrío, por lo mucho que me callo, por la música que escucho, porque me refugio en libros, porque no hago mas que quejarme y ponerme a la defensiva cuando me hablan, porque no soy una copia de ellos, porque no sigo el camino que me marcan, porque no puedo equivocarme ni tomar mis propias decisiones, porque nada.

Bien. Estoy harta de resistir.

Así que en cuanto tenga la oportunidad, me largo.

Me largo de esta casa, de mi madre y de esta herida que cicatriza.
Porque ya no duele, porque ahora sólo da rabia.

Y al contrario de lo que piensan, a mí no me gusta sentir rabia. Me gusta sonreír, bromear, estar relajada. Reír y charlar de todo y de nada; el contacto físico en su justa medida, salir de casa, socializar. Me gusta ser feliz, no un vértice que se pliega sobre sí mismo intentando que la rabia no se derrame por sus poros dejando ver el veneno contra el que lucha.
Y como eso no me gusta, le pondré remedio.

Sólo queda resistir, a pesar de que estoy harta de hacerlo. Pero lo seguiré haciendo.
Y cuando llegue el momento...
Adiós, muy buenas, no diré hasta luego. No, no lo siento, aquí tenéis mi móvil, si no lo atiendo no me lo tengáis en cuenta; mi dirección no os la doy, claro que no tendréis copias de mis llaves, pero qué dices, mamá. Si no voy a vivir cerca de ti.
Si no voy a estar cerca de ti. No voy a ser cerca de ti.

Hoy te has terminado de sentenciar.
Y yo que me alegro de no odiarme por odiar esto.

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