sábado, 23 de febrero de 2013

Tic-tac, dicen espejo y reloj

Somos instantes. Pequeños instantes de tiempo, que no es otra cosa que el viento congelado, detenido; ada más que el reflejo de un sueño que hemos tenido. Una respiración, un parpadeo, un suspiro. O un beso, una caricia, una gota de sangre. Somos instantes de aquello que hemos vivido, de lo hecho y lo omitido, de lo que nos enorgullece y de lo que nos hemos arrepentido. Estamos hechos de instantes, pequeños y únicos, como copos de nieve.

Nos confundimos con el polvo que cubre las huellas que dejamos en nuestro camino -caminante, no hay camino, se hace camino al andar-; con el brillo de las estrellas que alumbran nuestras noches -caminante, no hay camino, sino estelas en la mar-; el rastro de calor que deja una llama al encender una vela, derretir la cera, alejar un poco la oscuridad.

Estamos hechos de pequeñas cosas, casi indistinguibles, ¡tan pequeñas son!
Somos instantes, de todo aquello que sabemos y que desconocemos. De lo que escuchamos y lo que oímos; lo que leemos y lo que comprendemos; lo que escribimos, dibujamos, soñamos, imaginamos. Lo que nos cuentan y lo que atendemos, lo que deseamos y codiciamos, lo que envidiamos, lo que condenamos, lo que admiramos. Aquello que mostramos y lo que ocultamos.

Somos instantes que vivimos.
Y por eso, cuando alguien me dice "mira que eres rara", yo sonrío.

Ese chaval -¡mira que decirme eso a los cinco meses de conocernos! Y todo por decir "no" a una pregunta...- no lo sabe, pero es el mayor cumplido que me podía hacer.
Aunque su intención fuera molestarme.
Todo depende de cómo mires tú al mundo.


Y yo lo miro a mi manera, un poco mía, un poco de nadie.
Como últimamente me han dicho...

A veces aparentas menos años, a veces más.
No es normal pensar lo que a veces pasa por tu cabeza...
¿Cuántas vidas has vivido?

Esta sola. Pero la improviso sobre las tormentas.



La improviso mucho, intensamente.
La lleno de todos los instantes posibles.

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