The sin and the sentence

A la gente le gusta complicarse la vida a partir de las opiniones personales de cada uno. Pero, ojo, en este contexto:

(Cenando en casa, con tranquilidad, viendo la tele)
A - Uh, dentro de poco, tu cumpleaños y la gente y sus frases de rigor, ¿no?
B - Sí, bueno. Les voy a contestar lo mismo, que gracias a los que me feliciten y que no pienso tener críos a los que digan que ya va siendo hora.
A - ¿No quieres hijos?
B - ¿Peludos y con bigotes? Claro, gatos y perros, todos los que pueda. Ahora, humanos... No, creo que no.
A - (cambia de tema con normalidad)

Treinta minutos más tarde, el enfado del siglo porque "es que has dicho que no quieres tener hijos y me siento atacado por ello".

Que alguien me lo explique, por favor.
Porque a este ritmo, se me acaban las energías en breves. Y mira que yo lo quiero mucho. Pero no. Me estoy hartando de tener que discutir por gilipolleces. Y digo gilipolleces, porque donde se podría debatir y argumentar es un "me callo, me quedo taciturno y ya a la media hora, te exploto razonando todo como si fuese imbécil y no entendieses por qué me he puesto así". Lo que me sulfura. Esa condescendencia, fuera. O apaga y vámonos. La tontería de me voy enfadado, y a la hora te pido que bajes aunque tengas que salir de la cama a pasear conmigo porque quiero desahogarme (con mi condescendencia otra vez. Y si te enfadas y me discutes, te pido que el tono prepotente te lo guardes. Pero eh, a mí no me digas que te estoy tratando con condescendencia. Que me enfado). Venga, hombre.
Venga ya.


Menos mal que siempre quedan cosas hermosas para alegrarme el día.
Como los cereales rellenos de leche Harrisons, que son un vicio y los devoro como si fuesen frutos secos.
Las canciones que me aislan en mi cuarto.
Las conversaciones de whatsapp absurdas y musicales donde ¡por fin!, yo conocía canciones que Vasy no. Sólo me ha costado dos años conseguirlo.
Y un audio de 30 segundos que me ha despertado esta mañana, cantándome un trozo de "A man with a plan" just because Korpiklaani. Supongo que cantarme Trivium era demasiado complicado.