Son muchos años.
Muchos.
Pero vosotros seguís ahí. El uno con sus vértigos, la otra con su cara "manchada de pintura".
Bolo llegó casi un año antes. Pero Taci terminó el cuento.
Él nos dio el susto de nuestra vida al caerse por el patio de luces. Ella se escondía detrás del sofá cuando alguien encendía el aspirador. Una vez le pillamos la cola con la puerta de la nevera, y él se "escondió" en la bañera para que no le pasara lo mismo.
Se intentaban camuflar entre peluches de koalas, canguros, ballenas, brujas y ositos. Fallaban estrepitosamente. Parecían rehuir las cortinas. Eran tímidos para conocer gente nueva.
Ahora les da igual.
Son de esos jubilados que se pueden pasar el día haciendo nada, porque se han ganado el derecho a no hacer absolutamente nada. Un parpadeo lento para saludar, y poco más. Taci pasó por aquí la semana pasada, después de su última revisión. Estuvo conmigo dos días, y todavía, casi seis años después, se acordaba de mí. Bolo se ha ido hoy a su casa, después de cuatro días en la mía. Sigue apoyándose en la pared fría al sentarse en la cama con cara de mareado hasta que se atreve a moverse y tumbarse.
Están gordos y tienen canas.
Pero ronronean fuerte, fuerte.
Tienen en parte la culpa de que el cuento de Caperucita Roja me guste tanto.
Al fin y al cabo, ellos son Tacirupeca y Bolo.
Mis propios Lobo y Caperucita.
Y después de diecinueve años, se han ganado el cielo.
Cielo que, por ahora, parece estarles muy lejos. Porque de salud, aparte de los achaques de la edad -ella está medio sorda, y él tiene resfriado crónico y ambos están gordísimos-, están perfectos.
Diecinueve años, que se dice pronto. Diecinueve años de gatos.
Ay, mis gordos.
Su ronroneo cura hasta el dolor de estómago.
(Y nunca nada será más gracioso que ver a Bolo apoyado contra la pared fría, hecho un manojo gris y chocolate de nervios, como intentando deshacerse de la resaca y mientras tanto Taci se tumba panza arriba sobre mis pies con algo parecido a una sonrisa en su cara chata).
("Si hubiera que elegir un sonido universal para la paz, votaría por el ronroneo." B.L. Diamond
"Dios hizo al gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre." Víctor Hugo
"El aire, el Cielo, las sombras y los rayos de sol, los recuerdos; todo aquello que es mágico... llegó a la tierra en forma de gato" -creo que de mayor seré una loca de los gatos. Decidido.)
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