No me gusta el dulce, pero...
Los coquitos y yo tenemos una relación malsana.
Ellos están a la vista, llamándome; y yo me dejo convencer. Y me los como.
Y luego vuelvo a la cocina, y resulta que se han multiplicado. Así que vuelvo a comer. Me voy, determinada a que ya no más, pero al salir... Hay más. Más que antes. Más que todas las veces. Y corean mi nombre, bailan una coreografía, mueven pompones y me ofrecen cariño, todo ello aderezado de perfume a gloria.
Así que cojo uno, sintiéndome culpable. Pero al quinto se me pasa.
Maldita ambrosía del mal; alejáos de mi boca, dulces instrumentos de la corrupción.
(Acomodáos en mi estómago, que seguro que estaréis mejor)
Yummm, coquitos.
Es lo bueno que tiene la navidad, que mi madre compra y compra y compra y compra montones y montones y montones y montones de coquitos. Y yo los devoro (casi todos).
Los coquitos y yo tenemos una relación malsana.
Ellos están a la vista, llamándome; y yo me dejo convencer. Y me los como.
Y luego vuelvo a la cocina, y resulta que se han multiplicado. Así que vuelvo a comer. Me voy, determinada a que ya no más, pero al salir... Hay más. Más que antes. Más que todas las veces. Y corean mi nombre, bailan una coreografía, mueven pompones y me ofrecen cariño, todo ello aderezado de perfume a gloria.
Así que cojo uno, sintiéndome culpable. Pero al quinto se me pasa.
Maldita ambrosía del mal; alejáos de mi boca, dulces instrumentos de la corrupción.
(Acomodáos en mi estómago, que seguro que estaréis mejor)
Yummm, coquitos.
Es lo bueno que tiene la navidad, que mi madre compra y compra y compra y compra montones y montones y montones y montones de coquitos. Y yo los devoro (casi todos).
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