No voy a mirar atrás.
No ahora, que está la maleta cerrada.
No voy a cerrar los ojos y a lagrimear.
No me lo voy a permitir. No voy a entristecerme por dejar a un lado los recuerdos de vacaciones, ni a la gente que me rodea en este mundo de locos y cuerdos aún más locos.
No voy a echar de menos a nada y a nadie. No me lo voy a permitir, ni quiero.
Voy a llenar el iPod con canciones, la libreta con dibujos, frases y mil y una tonterías. Voy a decorar la pared de mi habitación con fotos y post-its. Voy a hablar italiano con acento cordobés. E inglés con acento italiano. Y español y valenciano con una mezcla rara de todos.
Voy a aprender a hacer mil y un tipos distintos de pasta y de pizza, sopas de la Toscana, risottos y carpaccio, que me encanta. Voy a hacerme adicta a los espresso, tanto, que cuando regrese el café no me va a gustar. Voy a hacer colección de máscaras, pequeñas, pequeñas, y alguna más grande. Voy a volver a Murano para volver a ver cómo se hace el vidrio, que me fascinó cómo hicieron en segundos un caballo encabritado.
Mañana.
Mañana estaré en Diciembre. El domingo, para mí, es Nochevieja, es Fin de Año.
El lunes es Año Nuevo.
Así que, mañana cierro dos años de universidad, veinte de vida. Comienzo a prepararme en una especie de limbo para el año que empieza a partir del 17.
Cumplir años en la nieve de los Alpes. Iré a Venecia a por una máscara. Seguro.
Por eso... No. No voy a girarme a ver qué dejo a mi espalda.
Quienes siempre están seguirán estando, lo que nunca desaparece no desaparecerá. Lo que cuenta de verdad seguirá esperando por mí, y el resto, el resto no importará.
No voy a volver la vista atrás para despedirme, ni para echar de menos.
Sólo voy a mirar adelante.
De hecho, los pañuelos se quedan fuera de la maleta, en un rincón, olvidados.
Sólo quiero lápices afilados, un cuaderno, y una sonrisa.
Llevo todo lo que necesito. Mis recuerdos en la cabeza, mis amores y familias en el corazón, las mariposas de los nervios en el estómago, las ganas de este año a flor de piel.
Está todo en su lugar. No voy a extrañar esto.
Tengo demasiado que conocer como para permitirme estar triste por la distancia.
Suena como si me intentase convencer a mí misma.
Puede que así sea.
Pero lo cumpliré a rajatabla. Mañana es el comienzo del año.
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