martes, 21 de febrero de 2012

D'Averc (I)

Entre las sombras de mi cuarto en semi-penumbras, distingo la armadura elaborada del Comandante del ejército de la orden del Oso.
Perenne enfermo histriónico, soberbio espadachín, ex-pintor y arquitecto convertido a guerrero, frío de mente (y no demente) pero ardiente de corazón. Seductor de robusta salud, educado noble (¡es Sir!), peligroso luchador, enigma para el mundo en general.
Humor absurdo y refinado, supervivencia casi ilimitada, voz rica pero cansada, aburrida. Hasta que la historia le interesa.
Magnífica memoria, mejor cabeza. Siempre tachado de traidor, vigila por su propia condición. Leal a sus amigos, pero... francés trocado a Granbretón.
Enemigo y amigo de Camarga, siervo del Bastón, amante de la Reina triste...


Huillam D'Averc.
El contrapunto rico en detalles, el malvado héroe, el héroe malvado.
El ser humano.



Irónico, con rasgos ascéticos.
"¿En serio todo esto es por mí? Supongo que está escrito que suceda... Pero preferiría elegir yo, si no es molestia, Destino. Porque, aunque sea extraño, me da igual dónde deba acabar."
Su voz suena en mi cabeza.


De mayor, quiero ser Huillam D'Averc.

"[...] entonces, ¿en qué me convierto yo? ¿En un gran estúpido? [...]
Sin embargo, supongo que eso ayuda a matar el tiempo."


No hay comentarios:

Publicar un comentario