- ¿Te has acostumbrado al dolor?
- He aprendido a disimularlo. A ignorarlo, si me concentro lo suficiente.
- ¿Te has acostumbrado o no?
- Niña, nadie puede acostumbrarse al dolor.
- Creo que yo lo he hecho.
- Ya. Y todos los lobos son vegetarianos.
- Entonces, ¿cómo explicas que siga viva?
- Tienes algo muy importante por lo que luchar, Faolán. ¿No estás de acuerdo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario